Por la mañana, después de saludar a Giulia, que se va a Génova a última hora de la mañana, vamos a Table Mountain. La espera para el teleférico es un poco larga, pero nos encontramos conversando con una linda dama de origen portugués. La vista y el espectáculo que se presenta es fantástico. Caminamos por los senderos y tomamos un poco de tiempo para relajarnos en una roca gigante, con vista a la costa del océano Atlántico. Moviéndonos hacia el otro lado, estábamos inmersos sobre una capa de nubes que se encontraba a cien yardas debajo de Table Mountain, parecía flotar en el cielo.
De vuelta a casa, tomamos la bicicleta y finalmente caminamos los primeros kilómetros hasta el centro de Ciudad del Cabo. Por la noche cenamos con Federico y nos despedimos, mañana nos vamos para nuestra gran aventura.
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