Son unos cuatrocientos cincuenta kilómetros, pero de camino asfaltado lleno de agujeros y muy concurrido. A través de diferentes ciudades y como siempre aquí en África, el tráfico es caótico y el aire es casi irrespirable. Lo importante es no caer, no tengo prisa, también porque durante algunos tramos el camino es bueno y puedes viajar un poco relajado. Cuando creo que el día va bien, fotografío el neumático delantero. Están en un tramo donde no hay pueblos, prácticamente en el medio de la nada. Algunas motocicletas se detienen. Uno de estos comienza rápidamente y después de un cuarto de hora llega con el mecánico de la siguiente ciudad. Desarma la rueda y la quita. Después de una hora, regresa con el volante, cinco minutos para volver a armarlo y puedo comenzar de nuevo. Nuevamente estoy gratamente sorprendido por estas personas. Llego a la ciudad de Benin y me instalo en un pequeño hotel recomendado por un amigo. Después de comunicar en casa que estaba bien, me di una ducha y di un corto paseo. Mañana va a Benin.
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